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Fentanilo: ¿droga mortal o salvavidas?

El consumo médico en España

Fentanilo: ¿droga mortal o salvavidas?

España es el tercer país del mundo con mayor consumo médico de fentanilo. ¿Nos sitúa eso a las puertas de una epidemia de opiáceos como la que hemos visto en Estados Unidos?

Viernes, 09 de Mayo 2025, 11:11h

Tiempo de lectura: 7 min

Ha pasado usted por el quirfano? Entonces, probablemente lo haya probado, aunque no lo sepa. «El fentanilo es un viejo conocido», explica a XLSemanal Ignacio Velázquez, médico anestesiólogo y presidente de la Asociación Andaluza del Dolor. «Se sintetizó en 1960 en Bélgica y ha sido utilizado desde entonces sin grandes problemas. Es un opioide muy potente –cien veces más que la heroína– y, por tanto, también muy adictivo. Pero es una de nuestras principales herramientas en anestesiología y para el tratamiento del dolor oncológico intenso».

Desde el 1 de noviembre de 1965, el fentanilo forma parte de la farmacopea española y puede administrarse por inyección, parches, comprimidos o en espray nasal. Como otros opioides, puede producir relajación, euforia, alivio del dolor, pero también somnolencia, confusión o hipoventilación. «Puede causar dependencia o adicción», explican hoy los prospectos de los medicamentos. En Estados Unidos no lo avisaron. Los laboratorios incluso se negaron inicialmente a notificarlo, y provocaron una crisis sanitaria sin precedentes.

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Dolor extremo. Un parche de fentanilo en la espalda de una paciente para calmar el dolor en un tratamiento médico. Se puede administrar también con inyecciones, pastillas y espray nasal.

En 2023, el mundo asistió a las imágenes estremecedoras de barrios enteros devastados por la adicción al fentanilo. La crisis, que empezó con un uso abusivo del fentanilo farmacéutico y desembocó en la circulación de versiones clandestinas aún más potentes, ha dejado un reguero de fallecidos. En 2021, la cifra ascendió a 88.000. En Estados Unidos es la sustancia que más muertes causa por sobredosis. ¿Puede pasar aquí algo similar? Los datos invitan a la cautela, pero no al alarmismo. España es el tercer mayor consumidor mundial de fentanilo legal, por detrás de Estados Unidos y Alemania. El consumo legal en España alcanzó los 124,6 kilogramos en 2023, un 11,8 por ciento del consumo mundial. Una dosis de 2 a 3 miligramos, equivalente a unos pocos granos de sal de mesa, puede ser mortal para un adulto. Entre 2018 y 2022 se multiplicaron por ocho las recetas prescritas por los médicos.

¿Cómo detectar un abuso de fentanilo en un familiar? 'Por los cambios en el estado de ánimo, dificultad para respetar las pautas de uso, aislamiento o preocupación excesiva por la medicación"

«Tenemos altas tasas de prescripción de fentanilo porque abordamos mejor el dolor crónico. Es una buena noticia», explica David Pere Martínez-Oró, psicólogo social y autor del informe Fentanilo en España, financiado por el Ministerio de Sanidad. «Es un indicador de que tenemos una alta tasa de supervivientes oncológicos y significa también que nuestras madres y abuelos se mueren sin dolor». Según su informe, en nuestro país no ha habido un aumento de sobredosis por opioides: en 2021 murieron 17 personas con presencia de fentanilo farmacéutico, frente a las más de 70.000 en Estados Unidos. «Contamos con una red de atención a las adicciones sólida, pública y accesible. Y, mientras exista heroína en el mercado, el fentanilo no tiene demanda entre los consumidores: tienen miedo por el riesgo de sobredosis», asegura. A ello se suma que «la prescripción de fentanilo en España está rigurosamente controlada y orientada al alivio del dolor, no al lucro ni al abuso». Todo ello dibuja un escenario muy diferente al de Estados Unidos, donde la crisis del fentanilo ha sido devastadora.

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Con todo, hay voces que piden extremar precauciones. «Estamos hablando de un medicamento opiáceo con una potencia de crear adicción superior a la heroína. Es una bomba», advierte Indalecio Carrera, psiquiatra y profesor de la Universidad de Santiago. «Debería recurrirse a él como la última bala frente al dolor». Pero pone en duda que se estén tomando todas las cautelas necesarias. «En casos de dolor crónico, el acompañamiento psicológico es esencial. Cuando además implica el uso de opioides, es importante ayudar al paciente a mantener una relación consciente con su tratamiento, abordando tanto el malestar físico como el emocional», añade Janira Becerril, psicóloga y coordinadora del Centro Bonanova en Barcelona. ¿Qué debe hacer sospechar a cuidadores o familiares que se han superado las fronteras en el consumo? «Es importante que estén atentos a cambios en el estado de ánimo, dificultades para respetar las pautas de uso, aislamiento social o una preocupación excesiva por la medicación», explica Becerril, quien también se muestra alarmada por el estigma social derivado de la atención mediática. «Algunos pacientes sienten que deben justificar continuamente su medicación».

«Una dosis de 2 a 3 miligramos, equivalente a unos pocos granos de sal, puede ser mortal para un adulto. Entre 2018 y 2022 se multiplicaron por ocho las recetas prescritas por los médicos»

¿Debe temer quien recibe una receta? No, si sigue las pautas médicas. En España, la prescripción está estrictamente controlada, con recetas especiales, visados sanitarios y sistemas informáticos que bloquean dispensaciones inadecuadas. Además, los formatos farmacéuticos –como los parches de liberación lenta– minimizan el riesgo de abuso. Sin embargo, el eco mediático disparó el miedo. El término 'fentanilo' fue tendencia en Google en 2023, provocando un «pánico moral», según Martínez-Oró. Esto llevó a pacientes a temer sus tratamientos y a médicos a ser más cautos al recetar, pese a no haber demanda real de fentanilo en el mercado negro. Solo se registraron doce urgencias hospitalarias en 2022 por fentanilo en nuestro país.

Además, el fentanilo ilícito no es rentable para los traficantes en Europa: su producción requiere laboratorios y precursores difíciles de conseguir. Más preocupantes son los nitazenos, una nueva familia de opioides aún más potentes que ya circulan en Reino Unido y Países Bajos. Aunque su llegada a España no se descarta, de momento no hay señales claras.

¿Se puede repetir aquí la tragedia de Estados Unidos? No parece probable. España dispone de una sanidad pública robusta, acceso gratuito a tratamientos de adicciones y estrictos controles de prescripción; asimismo, ningún médico gana dinero por recetar más fármacos. Cosa que sí ocurría en Estados Unidos. El fentanilo, bien utilizado, salva vidas.