Viernes, 31 de Octubre 2025
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Cada fecha señalada del calendario español va asociada a algún producto gastronómico. El Día de Todos los Santos es de los buñuelos. Estos trocitos de masa de harina fritos en aceite, simplemente recubiertos de azúcar o rellenos de los más diversos ingredientes, se encuentran durante todo el año, pero es en estos primeros días de noviembre, dedicados a los difuntos, cuando adquieren mayor relevancia.
Con los buñuelos llegan estos días otros dulces tradicionales como los muy madrileños huesos de santo o los panellets catalanes
Buñuelos llamados 'de viento', ligados a esa celebración profundamente arraigada entre nosotros y que aún resiste a esa absurda moda foránea conocida como Halloween. Con los buñuelos llegan estos días otros dulces tradicionales como los muy madrileños huesos de santo o los panellets catalanes. Y de un tiempo a esta parte, del otro lado del Atlántico, el pan de muertos mexicano.
Tradicionalmente, los buñuelos de viento que se hacían en los hogares consistían sólo en la masa frita, espolvoreada con azúcar. Más tarde empezaron a rellenarse de batata o cabello de ángel, y luego de nata, vainilla y chocolate, aunque la imaginación de algunos pasteleros ha ido añadiendo otros ingredientes hasta completar un amplísimo catálogo para los golosos. Al fin y al cabo, en un buñuelo cabe todo.
Probablemente es Madrid la ciudad que más se identifica con ellos. Hasta el punto de que en estas fechas se consumen más de 350.000 kilos de estos bocaditos dulces. De la amplísima oferta capitalina, me quedo con los de Moulin Chocolat, Mallorca, La Duquesita, El Riojano o La Antigua Pastelería de El Pozo.
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